lunes, 20 de junio de 2016

Pueblerino




Cuando tenía 11 años buscaba, con mi pelota en la mano, a mis a amigos en sus barrios para jugar fútbol o para ir a la playa, lo hacía con más frecuencia en verano. Creía que podría ser jugador de fútbol profesional, aunque poco a poco hallé la razón para no serlo. Nadie creía en mi ni en mis potenciales (aún entonces no sabía que sólo necesitaba que yo lo crea). Dibujaba a menudo y me gustaba retratar una casa construida como un buque al borde del mar justo al lado de una isla. Escribía historia de hormigas que se querían apoderar de mi pueblo peleando en los cerros. Así empecé a creer que podía escribir. 
En mis ratos libres quiero regresar a mis 9 o 10 años en los que sólo era importante encontrarme con amigos en los parques de mi pueblo o en las Ninfas, una pequeña playa con la forma de una piscina grande. No es fácil aceptar que he perdido. Sobretodo cuando nadie lo sabe más que tú y tratas de ocultarlo diciendo que ya estás seguro de lo que vas a hacer. Desearía volver a ser un niño de pueblo y con grandes ilusiones de ser futbolista, aunque malo pero futbolista al fin. Quizás escritor.

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