sábado, 6 de julio de 2013

Los que no vuelven.

Están los que no vuelven. Mis personas favoritas no volvieron.
Está el mar como símbolo único de lo que sabe regresar. Somos naturaleza.
El mar sabe regresar cuando no es inoportuno, cuando siente que debe. De los que saben no regresar hay pocos, los que regresan no saben por qué; peor aún, saben que no deben.

Regreso en las lagunas mentales que tú no puedes dejar de tener. Porque siempre me quedará el mar, sólo por eso no regreses. ¿Acaso basta vivir fingiendo añorar el pasado como lo que debe, pero no puede retornar? Temo siempre no tener sentido; incluso, temo y sufro al pensar que tú lo tienes y callas.

Los elefantes no deben su retorno al viento o a la necesidad primaría de alimentarse, sino a mis sueños de madrugada, los que no pueden simplemente aceptar que son espejismos. Ayer perdí mi camino de regreso entre tus pupilas digitales y en la oscuridad de mis párpados, que sirven sólo como transporte hacia tu imagen viva e inoportuna, tu imagen llena de dolor pero que éstos siempre quieren recordar.

Quiero volver como vuelven los que saben.
Nadie sabe.
Espero que vuelvas como los que no saben, los que sólo saben que no deben, pero aún así lo hacen sólo para revivir y matar.

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