Juan está en el paradero esperando el bus. Levanta su brazo
haciendo que los buses se detengan. Se sube a uno. El bus está casi lleno y
ubica un asiento en la penúltima fila. Se sienta al lado del pasillo. Coge su
mochila y la coloca entre sus rodillas. Mira hacia todos lados esperando no
encontrar alguna cara que temer. En el mismo asiento al lado de la ventana se
encuentra un joven en sus 20s parece de menos. Flaco, el cabello largo, casi
sin gracia. Juan detiene su mirada en él y trata de recordar quien es. ¿Lito?
Preguntó juan con algo de nerviosismo. El muchacho de cabello largo gira
despacio la cabeza mientras no dice una palabra. Luego de un silencio corto:
¿Qué? Respondió lito.
Juan: soy juan del instituto. No has ido las últimas siete clases.
Los patas están preguntando por ti.
Lito: no seas mentiroso.
Juan: y ¿qué ha pasado? ¿Qué has hecho estos días?
Lito: nada que te interese.
Juan: bueno, miranda me preguntó por ti. Por eso te pre…
Lito: (interrumpe) ¿qué te ha dicho?
Juan: nada. Solo me preguntó
Lito: mira juan no te metas en mi vida. No necesito que te
ocupes de asuntos de los que yo sé perfectamente cómo solucionar. Y si tanto
quieres saber pues estuve aquí en los buses paseando.
Juan: ¿paseando? ¿No es un poco irritante con tanto tráfico
y tanta bulla? Yo preferiría un parque o la playa…
Lito harto de juan
Lito: ¿qué quieres?
Juan: no puedo cumplir la promesa.
Lito: ¿qué promesa? ¿De qué me hablas?
Juan: de la promesa de sangre que hicimos hace un par de
años.
Lito: ¿un par de años? (rie) eso fue cuando teníamos siete
ya estás viejo para esas cosas. No seas marica.
Juan: una promesa siempre es una promesa y más si es de
hermanos.
Lito: pues no somos hermanos, ahora ya puedes olvidar esa
estúpida promesa.
Juan: el problema es que...
Lito: ¿cuál es el problema? Déjame disfrutar el viaje. ¡Qué
no te dije que estaba paseando! y aun me falta mucho por recorrer.
Juan: vendí mis cosas.
Lito: ¿qué cosas? ¿Qué hablas? Voy a llamar a la policía
para que te lleve de vuelta a casa,
porque aparentemente tú solo no puedes irte y dejar de joder a pesar de tus 23
años.
Juan: en serio no tengo nada. Solo dinero y mi parte de la
promesa está hecha. Vendí lo poco que tenía. La casa que heredé de mi madre, el
carro de mi padre y los pocos muebles que me quedaban. Lo único que tengo es
esta mochila con 500 mil soles.
Lito: Shhhh... ¿Estás loco? ¿Quieres que nos maten aquí
mismo en este bus de mierda?
Juan: (susurrando) lo siento pero tuve que decírtelo así. Si
no, no me lo creerías.
Lito: loco de mierda no te creo una sola puta palabra.
Juan: abre mi mochila y verás.
Lito: a ver (abre la mochila y en efecto encuentra fajos de
billetes). ¿Qué mierda haces con todo este dinero en la calle? ¿Y por qué
tienes tanto dinero?
Juan: ya te lo dije. Lo vendí todo. No tengo nada más que lo
que llevo puesto; un polo Volcom hecho mierda, un short verde que ya parece
verde agua, un calzoncillo con ventilación adelante y atrás, y unas medias que,
para ser honesto me las acabo de comprar, pero ya estás apestando, es que los
materiales con lo que realizan estas cosas hoy en día son muy basuras…
Lito: ok. Ok cállate. Ok si te voy a creer que vendiste todo
lo que tenías supongo que no podrás pagar el instituto. Como vas a hacer para
pagarlo.
Juan: ya no voy al instituto desde hace seis meses. Justo
cuando empecé a tramitar la venta y todas cosas que me quitaron tiempo. Son
cosas que hay que manejar con cuidado, y bueno el instituto era una de esa
cosas que me quitaban mi preciado tiempo.
Lito: mierda. Yo olvidaba que deje el instituto hace un año.
Juan: así es. Eso de siete clases fue solo para poder
hablarte. Es una estrategia que no falla.
Lito: ¿y qué haces acá?
Juan: paseando.
Lito: (ríe) increíble. No solo vendes tus cosas y te quedas
en la calle sino que ahora me sigues.
Juan: desde que me diste ese pedazo de papel higiénico
después que me golpearas en la nariz hace 15 años.
Silencio por un momento,
Lito: entonces. Si has cumplido tu parte de la promesa.
Juan: así es y quiero cumplirlo antes de morir.
Lito: ¿de morir? ¿A qué te refieres? Eres muy joven todavía.
Juan: así es lito. Pero la muerte no conoce de edad ni sexo
ni nada de esas huevadas. Hace unos días me llegaron los exámenes que me
realicé cuando entré en el instituto. No me queda más de 3 días para que mi
páncreas se descomponga totalmente y se vaya junto a mi hígado al más allá. No
tengo la vida comprada mi amigo. Solo tengo esta mochila, estos trapos y una
promesa inconclusa. La promesa más grande que jamás haya conocido el hombre y
bueno la única que realicé en mi vida. La que dos hermanos hicieron hace 15
años.
Silencio
El bus empieza a quedarse sin pasajeros porque está llegando
a su paradero final.
Lito: lo siento juan pero esta vez no podré ayudarte porque
mi vida no es fácil. No tengo un resultado que me diga que me moriré en unos
días. Por el contrario voy a tener una hija y cada día huyo en estos buses
tratando de entenderme y de comprender por qué soy un cobarde.
Juan: entonces seguiremos paseando hasta que los perros nos
orinen.
Lito: (ríe) no digas estupideces. (Lo abraza). Debes ir a
disfrutar estos últimos días gasta toda esa plata y diviértete como nunca lo
has hecho. Cumple la promesa que hicimos, ya vendiste todo, solo te falta
gastar todo y morir feliz. Lo harás sin mí. Ya me tengo que bajar en este
paradero.
Juan: dijiste que estaba paseando. Hay que tomar otro bus y
seguir hasta… a que…
Lito: lo siento.
Lito se baja de bus y camina por un callejón oscuro. Juan baja una cuadra más adelante pero esta
vez no lo sigue. Toma un camino diferente.
A la mañana siguiente no muy lejos del lugar donde bajaron,
en un parque, estaba juan durmiendo, roncando y con baba que recorría desde su
boca hasta su oreja. Más tarde entre la 1:00pm y 2:00pm.
Se escucha: juan…
juan…
Juan: ¿Lito?
Lito: juan despierta marica.
Juan: ¿qué hora es? ¿Y el desayuno?
Lito: he tenido la mejor mañana de mi vida.
Juan: bueno yo aún sigo durmiendo la mañana. Déjame en paz y
vete a cuidar a tus hijos que te necesitan.
Lito: dije que iba a tener no que los tenía.
Juan: ¿cómo es eso?
Lito: ayer en la noche caminé hasta la casa de mi novia. La
noche era muy pesada pero me acerqué despacio a la puerta y escuché a dos
personas hablando. Decían esto: ¿ya le dijiste que es su hija?- si y el baboso
se lo creyó toditito. – bien ahora solo hay que esperar- una vez que nazca en
bebe no tendrá más remedio que vender la casa de su madre y así le robaremos el
dinero y le chantamos la hija. – mi amor esto va a ser genial.
Juan: pobre pata. Lo van a cagar.
Lito: se refieren a mí.
Juan: no. Eso jamás. Yo no permitiré eso.
Lito: entonces los confronté y la abandoné diciendo: eres
una desgracia para la sociedad no quiero saber más de ti. Así tipo novelas mexicanas.
Tuve que dormir en el parquea unas cuadras de su casa. Bueno en la mañana
regresé a la casa de mi madre. Que ahora es mía porque la heredé cuando falleció
hace 6 años. Soy su único hijo. Hace meses que no iba a esa casa y encontré
esto.
Lito le entrega una carta.
Juan empieza a leer la carta palabra por palabra como con
dificultad.
Juan: hospital de la solidaridad de lima y hospital psiquiátrico
Emilio Valdizán.
Lito: eso no. Lee adentro.
Juan: señor Lionardo Torvaldo bla bla bla… bla bla bla
espera. Dice que tienes un tumor pequeño pero mortal en la cabeza y que si no
te operan te volverás loco mañana y morirás en 3 días. (Empieza a llorar
exageradamente) lo siento. Cuanto lo siento. Aguanta y ¿por qué dices que es lo
mejor que te ha pasado?
Lito: ¿no lo entiendes? Me voy a morir junto contigo huevón.
Ríen a carcajadas por unos minutos.
Luego se miran y dicen juntos. ¡QUÉ MIERDA!
Lito: Estoy vendiendo mi casa hoy por la tarde.
Juan: ya es tarde, ¿no?
Lito: mierda verdad. Vamos que seguro me están esperando.
Ultima escena
Lito: ya vendí todo.
Juan: ya vendí todo.
Los dos se encuentran solo en calzoncillos echados en el
parque con una mochila cada uno.
Mientras se paran y preparan para caminar
Lito: hermano, lo hicimos.
Juan: sí que sí.
Lito: es hora de vivir y morir.
Ambos: ¡¡¡¡¡vamos por la gloria!!!!!
Mientras siguen alejándose se escucha a Lito decir: no te
preocupes por nuestros cuerpos. Le dejé una carta a mi padrastro con un poco
de dinero y le expliqué que nos entierre
juntos y toda esa huevada que hacen. Tú si piensas en todo dijo Juan.
Ambos caminan alejándose. Mientras lo hacen van cantando y
saltando. (A rodar mi vida de Fito Páez).