domingo, 5 de julio de 2015

Carne fresca

Al abrir este intento de carta te debes haber preguntado que es lo que quiero. Quiero tus pequeños desechos de herida que aun sé que quedan en tu corazón. Disculpa si mi lenguaje cáustico penetra tus sentimientos como un cuchillo afilado en los dientes de un tigre que en alma lleva odio y solo mana veneno. Es mi carne fresca para ti. No tengo más razón que el simple hecho del deseo carnal. Mi carta no te sorprenderá, sé que la estás esperando. No he pecado al escribirte. Sé que le estás haciendo el amor a alguien más mientras piensas en mi porque yo pienso en ti en todo momento. Pude casarme  como manda la ley de la vida, te extraño como nunca. Eres el agua bendita sobre mi cabello. Necesito sentir tu sudor y tu pudor sobre mis senos y decirte que sólo seré tuya mientras muerdo tus labios y tu sexo se une a mi sexo sin más sutileza. Duro hasta el fondo como lo sabes hacer. Necesito un poco de migaja de tu pan. Estaré en la Av. Armendáriz 345 4to piso del Worldier.

Karena,
                                                                                              tu fiel corazón.


A pesar que no sentía más amor, accedí a encontrarme con ella sólo por el hecho de ver su rostro mientras me desea con todas sus entrañas.

No podría reconocer amor al pensar en su nombre. Es todo lo contrario. Pienso de todos modos en deseo pero también en odio. No sé que es lo que estoy haciendo, porque tal vez la razón por la que lo he considerado verla nuevamente sea la una simple llama dentro de mi corazón. A pesar de todo la había amado con locura.


Karena, 

Recibí tu carta sin más gesto de ningún sentimiento, por lo que desmiento aquello que afirmas. No lo estaba esperando, pero tampoco es sorpresa. No deseo tus palabras ni tu cordura que parece debes haber olvidado en algún viaje de verano o tal vez en algún motel donde solías amarme en el cuerpo de alguien más. Te veré en el punto señalado, me dirás lo que tengas que decirme y me marcharé sin mas ni más. Probablemente no diré palabra. El silencio es para los que saben amar. Y el desprecio para los que saben dejar de hacerlo.

JR,
                                                                                                           Tu nada.


La vi en dos tiempo porque no quería que me viera con los golpecitos en el pecho. Amortigüe la mirada y empecé con la respiración profunda y el exhalo rápido. Tenía que poner en práctica los mese de terapia que de algo habían servido. Sentí correr un pequeño viento frío que aproximaba mi dedo índice y desbordaba en cada espacio de mi cuerpo. Solté un par de miradas a los lados, algo disimulado, según yo. No contengo odio, pero ella me hace sentir amor, deseo y odio al mismo tiempo. Saqué una pistola y le apunté en la cabeza ella no me vio. Quise apretar el gatillo, y las ganas de tenerla en mis brazos mordiéndome los labios se apoderaron una vez mas de mi consciente y de todo lo que había superado en muchos años.

Me mató.


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