domingo, 27 de octubre de 2013

Viaje para dos.

En un olvidado armario dos almas intentan un viaje, el único que buscan para ser libres. Una de ellas era Salma y la otra tiene un sentido varonil con el nombre de Sam.
Sam. ¿Te puedes asomar al borde? No puedo concentrarme en el viaje.
Salma. No tienes que ser grosero.
Sam. Discúlpame. Te confundí con Palma, quién es un gordito que no encuentra su memoria y no puede viajar.
Salma. Yo aún no encuentro ese recuerdo para poder viajar. ¡Carajo! Con lo bien que me había ido allá.
Sam. ¿Hace cuanto que estás en este armario? 
Salma. Puede que hasta ahora lleve unos 3 palacios.
Sam. Chócatela.
Salma. ¿Tú también llevas 3 Palacios? 
Sam. No, yo llevo  4 pero siempre deseó volver a llevar solamente 3, es como el momento preciso.
Salma. ¿Es fácil para ti sentarte y viajar?.
Sam. Claro que no. Estoy buscando el lugar perfecto. Sin embargo, creo no lograr encontrarlo porque  desde hace unos palacios estoy empezando a creer que no existe. 
Salma. Yo extraño ser de carne y hueso. ¿Tú no?
Sam. A veces más extraño hablar con las personas.
Salma queda extrañada con esa respuesta.
Salma. Pero puedes y estás hablando conmigo, sigo siendo persona. 
Sam. No es así. Estás aquí y nadie más que nuestra especie lo sabe. Ya no perteneces a ese grupo.
Salma. Yo no quise venir aquí. Inesperadamente tuve ayuda.
Sam. ¿De quién?
Salma. De un borracho que venía a velocidad en su tico.
Sam. ¡Qué tragedia! Morir asesinada por un tico. ¡Qué bajo hemos caído!.
Salma. Estás hablando de mi vida pasada, si es que lo fue, y no de cualquier cosa. Exijo respeto.
Sam. Ya, ya. Tampoco pretendas haber sido la presidenta del país o algo parecido. 
Salma.(com notorio malestar) Mejor dejemos ahí la cosa. Ahora, necesito ayuda para viajar. Sigo aquí en este horrible armario y sin poder irme a otro lado, me vuelvo cada vez más loca y vacía.
Sam. - me pregunto si las almas pueden estar llenas-.
 (Dirigiéndose a ella) Bueno lo único que debes hacer es concentrarte en algún recuerdo de cuando aún estabas viva.
Salma. Pero sigo viva. Sólo que ahora pertenezco a otra clase y ellos no pueden verme.
Sam. Como sea. Te decía que debes concertarte hasta llegar a tu alma. Y encontrar lo que llevas dentro, que mucho no es por cierto. Llegas a ese recuerdo y te dispones a pensar en el lugar donde quieres ir. Tan fácil como eso.
Salma. Mi memoria está borrada. No puedo recordar nada. Debe ser por el choque del tico.
Sam. Hasta yo quisiera perder la memoria después de que un tico me mate. 
Salma. ¿Dijiste algo? 
Sam. Que no debes perder la memoria y concentrarte. Tiene que ser sólo en dos casos: puede ser el más hermoso; o, el más horrible.
Salma. Estoy condenada. (Mira a Sam con complicidad). Tal vez tú..
Sam ¿Yo qué? Déjame concentrar. 
Salma. Tal vez me puedas ayudar 
Sam. Lo dudo. Los recuerdos no se prestan.
Salma. No tontito. Cuéntame acerca de tu recuerdo, con el que puedes viajar. De repente puedo hallar eso.
Sam. ¿Eso?
Salma. Sí eso.
Sam. (Piensa un poco antes de decirle algo) toma mi mano.
Salma. ¿Tan rápido?
Sam. ¿Tan rápido qué?
Salma. Nada sigue.
Sam recuerdo sobre mi hijo, lo tuve apenas cumplí 18. Pensé que era una regla tener un hijo a la mayoría de edad. Fue el mejor regalo que me pudo dar la vida. Verlo crecer es el mejor recuerdo que puedo tener. Cuando él tenía 6 años y me preguntó: papi, porque no tengo mamá? No sabía que responderle. Podría ser muy duro y difícil de asimilar si le decía que su madre prefirió vivir la vida loca antes que cuidar a su hijo. Entonces, sólo se me ocurrió decirle que yo era ambos. Es benefició le dije porque cada vez que quieres preguntar algo estás preguntando a tu madre y a tu padre a la misma vez. Sonrió y me dijo eres la mejor mamá y el mejor papá del mundo. Creció tal cual potrillo se convierte en caballo, muy rápido y tuvo que partir. Se fue a hacer su propia historia y yo me sentí más orgulloso que cualquier otro padre.
Salma. (Secando sus mejillas de las lágrimas) es un recuerdo muy bonito y ... Para poder viajar es muy emotivo.
Sam. No puedo quejarme. Sin embargo, aquí la estoy pasando bien contigo. 
Salma. Yo igual.

La luz va bajando y desaparecen lentamente los dos mirando hacía la madera casi hecha polvo, imaginando el lugar que desean. De la mano se pierden en la oscuridad.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Sí, mis lánguidos pasos vuelven al vaivén de tu mirar.
Sí, mis ojos dolidos vuelven a tu pundonor.
Sí, mis labios rasgados vuelven al beso de tu mirada. 
Sí, quiero que tu mano suave como el algodón y hermosa como la aurora se inmersa en el bolsillo trasero de mi pantalón y apriete con fuerza, con amor, con coraje también y con autoridad como símbolo de que te pertenezco, sólo a ti y a nadie más. No me pertenezco ni siquiera un poco a mí, sólo a ti. 
Sí quiero que tu rostro y el mío se acerquen al máximo, que tu piel roce la mía, que sea tan suave y despacio el contacto que cuando abramos los ojos nos veamos reflejados en las pupilas de cada uno y mientras esto sucede darnos cuenta que nos besamos como nunca antes lo hicimos. 
Sí, quiero mirarte nuevamente a los ojos y decirte lo mucho que te quiero, lo mucho que he callado, pero sé que me acobardaré una vez más y no diré nada porque es lo mejor que sé hacer. Me mirarás y sonreirás, voltearas la mirada y te irás lejos del alcance de mi vista y de mis latidos, lejos, allá donde el viento acaricia tu bello rostro, allá donde mis pensamientos y ojos no pueden ad-mirarte. 
Sí, me muero por tomarte de la cintura mientras colocas tu mano en mi bolsillo trasero. 
Sí, me muero por decirte tantas mentiras como que bonito día es hoy, como lo bien que la paso siendo tu amigo. Pierdo la paciencia por decirte que no quiero ser tu amigo, la pierdo también por darte un beso antes que puedas siquiera verme a los ojos por primera vez. Luego encuentro esa paciencia perdida en mi soledad y el silencio y hacen que todo siga igual, yo tu amigo y tú mi mentira por siempre. 
Sí, sólo quiero verte, sólo eso.