Teo: ¿y tú cuanto tiempo llevas aquí?
Lucy: no más de 6 días
Teo: que lugarcito eh.
Lucy: ¿por qué estás aquí?
Teo: no lo sé con exactitud. Recuerdo haber
estado en mi (corta la voz) en mi… casa
Lucy: ésta lo es.
Teo: ¿es qué?
Lucy: tu casa.
Teo: por alguna extraña razón me siento en casa pero no puedo verlo realmente
Lucy: no ves porque no lo quieres ver. Pero siempre que lo sientas, dentro de
ti estará.
Teo: no entiendo. ¿Es acaso una especie de truco?
Lucy: no, (con tristeza en sus palabras) sé que no debo decirte esto pero debes
irte
Teo: ¿a dónde?
Lucy: a donde tú desees pero por favor debe ser lejos de mí. (Voltea el rostro
y la voz se quiebra)
Teo: ¿qué pasa?
Lucy: temo tener sentido. Temo vivir. Temo respirar. Temo amar. Temo llorar.
Temo jugar.
Teo: no entiendo. Si te incomodo debería irme.
Lucy: (Con lágrimas en los ojos) ¿es que no lo entiendes?
Teo: Difícilmente.
Lucy: has llegado al lugar que se lleva tus sueños. Donde pensar, amar, reír y
todo lo que puedas sentir o ser simplemente ya no pertenece a ti.
Teo: (extrañado, confundido y nostálgico).
¿No llevas 6 días aquí verdad?
Lucy: (agacha la mirada, llora y con la voz del alma responde). No.
Teo: ¿entonces?
Lucy: ha pasado tanto tiempo que poco importa siquiera ahora
Teo: pues es verdad lo que dicen los ángeles en mis sueños.
Lucy: También están los tuyos. Pensé que sólo aparecían frente a mí.
Teo: pero puede no ser cierto. Recuerdo la última vez, No siempre despertarás desperdiciando los abrazos de tus seres
queridos. Recuerda que siempre existe el mañana en el lugar dónde nada te
pertenece, incluso tus pensamientos.
Lucy: he conocido muchas personas. Cada una con un motivo
diferente. A todos los he visto perder sus últimos días en este lugar.
Teo: debo regresar a dónde somos dueños de nuestros actos. ¿Acaso
esto que sale de mis labios tampoco es mío?
Lucy: No lo es.
Teo: no creas que soy tonto.
Lucy: aún sigues creyendo que allá eres dueño de todo de ti. Eso es terrible. ¿Acaso
estos 3 años han sido nada?
Teo: ¿3 años? He llegado no hace más de 3 horas
Lucy: Eso no importa un año puede ser una hora, un segundo o lo que tú quieras
creer que en realidad sólo eres un portavoz.
Teo: calla. Eso no lo dices tú sino quien es dueño de
nosotros.
Lucy: ¿es que no lo ves? Allá, de donde tu vienes no tiene diferencia de este
lugar. Siempre hemos sido y seremos sólo lo que ellos quieren escuchar.
Teo: ¿quiénes?
Lucy: los que te escuchan.
Teo: ¿tú también vienes de allá?
Lucy: si, pero yo he venido porque así lo quise esa es la razón por la que nunca
me iré de este lugar ni siquiera con la muerte.
Teo: Hace unos momentos pediste que me marchara, ¿por qué?
Lucy: Porque a mi lado no conseguirás nada de lo que deseas. Porque ya lo he
vivido dos veces y he fracasado.
Teo: los fracasos son parte de nuestro andar, y de esos
aprendes.
Lucy: pues yo ya he fracasado tanto que soy experta y por eso te digo que yo
nunca podré salir de este lugar. Alguna vez un escritor llegó a mi lado y
me describió lo que su vida había sido allá afuera. Pensé que estaría ansioso
por regresar al lugar que todos creen que son dueños de sus actos. En cambio,
me aclaró; Lo que escribo tiene que ver
mucho con mis frustraciones, a veces me libera otras hace más pesada la carga,
pero siempre hay una verdad que mostrar a las demás personas que disfrutan lo
que haces. Esa verdad casi siempre me hace sentir el aire que respiro, por esa
verdad es que me desvelo escribiendo e imaginando para los demás. Aunque a veces
la verdad no es suficiente. Aquí no hay lugar para mentir o decir la verdad,
sólo para pensar que tus pensamientos no son tuyos nunca más terminé diciendo. Su
nombre era Simón Frisco.
Teo quedó, por razones que Lucy no entendía, impresionado y
casi sin respirar. Luego de algunas horas o días, meses tal vez despertó Teo.
Lucy: ¿Qué ha pasado?
Teo: ese hombre.
Lucy: ¿Qué es lo que pasa con él?
Teo: Es… Es mi padre. Yo tenía 6 años cuando nos dejó, mi madre nunca supo nada
de él y murió ignorando su abandono. Yo crecí y me di cuenta de lo que mi madre
no podía ocultar. Mi padre nos había abandonado. Me enteré que un día antes de
desaparecer. Se despidió de mi madre como sin miedo a la muerte, mi madre con
lágrimas en los ojos le pidió que no cometiera una locura que yo lo necesitaba,
pero su amor por el arte lo envió directo al mar. Caminó la playa, cerca de
nuestra casa, completa por varias horas. Algunos vecinos le contaron a mi madre
que vieron a un hombre cerca de las 6:30 de la tarde entrar al mar caminando
sin que nada lo detuviera. Aquel hombre nunca más volvió a ser visto. Mi padre dejó un escrito cerca de mi cama que
encontré años más tarde de su desaparición. Mi madre nunca se enteró porque
pensé que era mejor no decírselo, ella ya estaba muy enferma cuando me enteré
de lo que mi padre tenía en mente. El escrito decía: hijo, he decidido darte lo mejor de mi vida, lo que pocos entenderán
en el futuro. Ayer un ángel apareció cerca de mis aposentos, no recuerdo si
estuve soñando o si fue real. Pero me hizo una propuesta, que consistía en
escribir para él a cambio de dejarte vivir. Es muy difícil de explicar,
acompáñame me dijo. Toqué su vestimenta y todo se puso blanco de pronto estaba
cerca de tu escuela te vi salir y mi corazón se llenó de alegría como siempre.
Minutos más tarde cruzaste la pista corriendo a abrazar a tu madre cuando un
auto a velocidad te quitó la vida. Mi corazón se hizo pedazos sentí mi vida sin
sentido. Si escribes para mí por la eternidad tu hijo no morirá en un accidente terminó diciéndome.
Lucy: Tu padre es parte de tu historia ahora, debes aceptarlo así.
Teo: Algún día he de encontrar el camino de regreso al lugar en el que al
menos si creemos que somos dueños de nosotros, allá donde fingir ser feliz, muchas veces te hace
feliz.
Lucy: moriré joven es lo que solía decir allá, y ya me ves,
estoy aquí sin salida y sin poder al menos dejar de existir.
Teo la abraza y le pide que la acompañe por unos minutos o tal vez para toda la
vida.