viernes, 12 de julio de 2013

A veces, oscuridad para vivir.

En la oscuridad.

Dun representa a una voz hombre.
Hane representa a una voz mujer.
Hane: ¿quién está ahí?
Dun: nadie.
Hane: si te acercas juro que te daré muchos golpes.
Dun: no podrías porque aquí no se ve nada.
Hane ríe.
Dun: auch.
Hane: es mi oscuridad puedo hacer lo que quiero... bueno casi todo lo que quiero
Dun: entonces me puedes ver.
Hane: como dije casi todo.
Dun: Pues yo desde aquí no veo nada.
Hane: ¿Cómo puede ser? yo veo perfectamente (pausa)... Incluso te veo.
Dun: Estás mintiendo.
Hane: Ya quisiera (Tono burlesco).
Dun: ¿Acaso insinúas que soy feo?
Hane: ¿Que no es evidente?
Dun: Yo pregunté primero.
Hane: Volviendo a lo visible, ¿De qué color son mis ojos?
Dun: No tienes.
Hane: Ahora mientes tú.
Dun: Ajá entonces fue mentira.
Hane: ¿Qué cosa?
Dun: Que soy feo.
Hane: No.
Dun: Escucha, debes decirme que ves, porque yo sólo tengo oscuridad desde que llegué.
Hane: ¿De dónde llegaste?
Dun: No recuerdo.
Hane: Yo tengo apenas poco tiempo y sólo he visto luces azules que van de un lugar a otro. Ahora te veo pero no es más que oscuridad lo que eres.
Dun: Ya decía yo. Era muy lógico para ser cierto.
Hane: A veces en la oscuridad se siente bien. Nadie puede juzgarte porque simplemente no estás. Yo no tuve más que un amigo y ha muerto en la calle.
Dun: ¿¡En la calle!? Eso es terrible.
Hane: Si. Se llamaba Toby y lo tuve desde que cumplió 3 meses.
Dun: ¿Tu único amigo fue un perro? No es por nada, pero que triste ha sido tu vida allá afuera.
Hane: Yo nunca dije que vine afuera. Ni siquiera sé si estamos adentro.
Dun: ¿Adentro de qué?
Hane: No lo sé. Tú lo dijiste.
Dun: Me confundes.
Hane: De eso se trata pues. Para eso hemos llegado aquí. Esa es la razón de respirar. Es lo que no mantiene vivos, si es que cabe el término.
Dun: No entiendo.
Hane: La vida no es más que una manta llena de confusiones. Hemos nacido para estar en confusión siempre, no podemos liberarnos. He ahí la razón de nuestra existencia.
Dun: Tengo que decirte que siempre he estado seguro de lo que soy.
Hane: ¿Qué eres?
Dun: pues es muy fácil de explicar. Verás...

Silencio.

Hane: ¿Por qué me miras?
Dun: ¡Qué locura! Cómo puedes saber que te miro si no tienes ojos; peor aún, yo no veo nada.
Hane: En este lugar el que quiere mira y el que no sólo está diciendo que está en un mar de oscuridad.
Dun: Me duele aceptarlo pero es verdad. Yo sólo recuerdo lo que he vivido aquí, que mucho no ha sido. Pero tú cuéntame cómo es allá afuera. Me han dicho que todo se ve de maravilla y que siempre estás con personas que (pausa incomoda)…, que "Te quieren" aunque no sepa que significa, es lo que he escuchado.
Hane: entonces no has estado solo.
Dun: Alguna vez conocí a una voz melodiosa. Nunca pude saber su nombre pero viví lo que, puedo asegurarlo, no ha vivido nadie jamás. En la oscuridad mis días tomaron sentido, cada palabra recitada o cantada tocaban mi corazón como almohadillas que hacían que mis ojos no necesiten luz, que mi paz sea completa y mi felicidad sin razón, me sentía lleno. Ahora ya nada de eso queda.
Hane: Eres un pillo. Cuéntame más de ella.
Dun: ¿Quién?
Hane: De esa voz melodiosa.
Dun: Bueno, Yo apenas nací lo digo porque sólo recuerdo cosas desde que he vivido en este, inmenso o corto tal vez, lugar. Algo empezó a sonar, recuerdo que me asusté y grité No soy quien buscas, soy mucho más. De alguna manera la sentí cerca y me contó que no ha podido salir. Le pregunté dónde estábamos y me respondió- quisiera saberlo, yo no tengo más que miedo, extraño a mi familia. ¿Qué es eso? le pregunté. Y con un sentimiento extraño me respondió con otra pregunta, ¿Qué es qué? Familia le dije. ¿Cómo no vas a saber qué es una familia?, ¿Acaso tú no vienes de allá también? me refutó. Sólo pude decir, no lo sé.

Empezó a cantar y parecía que la oscuridad había desaparecido. La pude ver mediante su canto. Simplemente no he disfrutado nada más que ese momento. Volviendo a la familia, me explicó que desde donde ella fue expulsada o rechazada tal vez, porque no lo sabe, existen grupos de personas que se quieren y se aman llamadas Familias. Ella tuvo una hermana y su padre había fallecido, su madre en cambio, era adicta a la morfina y poco faltaba para que dejara de existir. Me explicó de a pocos lo que significa querer y ser querido. Como puedes comprender no entendí tal sentimiento. Me dijo que una noche normal después de regresar del hospital con la cabeza rapada, se acostó a descansar y cuando despertó me encontró pero que no pudo verme, sólo que me encontró. Pasamos mucho tiempo cantando y ella me contaba como es allá afuera hasta que en algún momento ella no cantó más. Grité y le pregunté con voz quebrada dónde estaba pero jamás respondió, y ha pasado no sé cuánto hasta que has llegado tú.

Desearía al menos saber dónde estoy o cómo salir de este lugar. Moriría feliz, si es que cabe el término, al menos de saber cuál es mi historia.

Hane: Siento mucho lo de tu amiga.
Dun: No dije que lo fuera, es una palabra extraña y nunca se lo pregunté, es de las pocas cosas que me arrepentiré la vida entera o lo que me quede.
Hane: yo creo que si es o fue tu amiga, aunque no se lo hayas pedido. La amistad es lo que pocos saben reconocer como maravillas de la vida.
Dun: te pareces a ella cuando hablas de cosas extrañas como lo que es la amistad o la vida.
Silencio.
Hane: no sabemos si pasaremos mucho tiempo aquí así que apresúrate.
Dun: ¿en qué me debo apresurar?
Hane: en que sea tu amiga.
Dun: ¿seas mi amiga?
Hane: qué manera más patética de pedirme tal cosa. Empezaré yo. Mi nombre es Hane ¿deseas ser mi amigo?
Dun: mi nombre es Dun. Sí lo deseo.
Hane: ¿Dun?
Dun: es lo que se repetía en lo que cantaba la melodiosa voz.
Hane: siéntate conmigo y mira. Es hermoso.
Dun: todo es oscuro.
Hane: así es.
Fin.


                       

sábado, 6 de julio de 2013

Los que no vuelven.

Están los que no vuelven. Mis personas favoritas no volvieron.
Está el mar como símbolo único de lo que sabe regresar. Somos naturaleza.
El mar sabe regresar cuando no es inoportuno, cuando siente que debe. De los que saben no regresar hay pocos, los que regresan no saben por qué; peor aún, saben que no deben.

Regreso en las lagunas mentales que tú no puedes dejar de tener. Porque siempre me quedará el mar, sólo por eso no regreses. ¿Acaso basta vivir fingiendo añorar el pasado como lo que debe, pero no puede retornar? Temo siempre no tener sentido; incluso, temo y sufro al pensar que tú lo tienes y callas.

Los elefantes no deben su retorno al viento o a la necesidad primaría de alimentarse, sino a mis sueños de madrugada, los que no pueden simplemente aceptar que son espejismos. Ayer perdí mi camino de regreso entre tus pupilas digitales y en la oscuridad de mis párpados, que sirven sólo como transporte hacia tu imagen viva e inoportuna, tu imagen llena de dolor pero que éstos siempre quieren recordar.

Quiero volver como vuelven los que saben.
Nadie sabe.
Espero que vuelvas como los que no saben, los que sólo saben que no deben, pero aún así lo hacen sólo para revivir y matar.